Ayer se vivió en el Encuentro una interrelación digna de recrearse en las exposiciones. Como si de capacidades de enfrentamiento a la vida se tratase, la comunicación feliz suscitó un sí, sí, pero las palabras bonitas, el reconocimiento expresado, la empatía y la asertividad, no sirven para luchar en la jungla en la que estamos viviendo, y de alguna manera el “sálvese quien pueda” y el “que gane el mejor y yo soy primero” fueron sentimientos compartidos por algunos y enfrentados por otros…
No voy a hacer apología del tema, sí dejar constancia de que para sobrevivir a lo mejor en alguna ocasión sirve el enfrentamiento y no el diálogo constructivo, pero yo opino que de lo que se trata no es tanto de SOBREVIVIR, sino de V I V I R; Y PARA VIVIR NECESITAMOS QUE LOS DEMAS LOS SINTAMOS AL LADO Y NO AL FRENTE, LOS ACARICIEMOS Y NO LES PEGUEMOS, Y LOS RECONOZCAMOS Y NO LOS IGNOREMOS.
Yo ésta mañana he recibido una sonrisa inesperada cuando le he dicho a mi vecina:
-¡ Hola buenos días!, como llevas tus huesos en éste día que ha amanecido lloviendo
Y acabo de sentirme muy satisfecha, cuando mirando el móvil una persona que ayer compartió el encuentro, me ha escrito:
“en toda la mañana he podido comunicar a varias personas el amor que sentía por ellas, y estoy irreconocible, porque no me ha importado lo que las personas hayan podido sentir, ahora me importa lo que siento yo, y esto lo desconocía”
Gracias a todos los que vinisteis y establecisteis la comunicación que dio pié a compartir, a descubrir y a respetarnos.
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