TU ERES EL ESPEJO QUE MIRO PARA MIRARME… Y YO SOY EL REFLEJO DE LO QUE TU MIRAS AUNQUE NO LO QUIERAS VER.

Maribel Genzor

30 mayo 2013

PUES CONTESTO A MI REALIDAD CONCIENCIADA

Y no es que me haya costado mucho responderme a las preguntas que dejé en el aire en la anterior publicación, es que precisamente soy muy consciente de donde estoy y que a veces no me deja tiempo para dedicar al blog.
Me costó 48 años responderme a las preguntas de quien era, y quien puedo ser, pero recuerdo que cuando lo hice las respuestas nacieron de algún profundo y recóndito lugar que pertenecía a la verdad, pues me sonaron a realidad profunda, a esencia, a valor auténtico, a felicidad, a mí.

-¿quien soy?:  una mujer alegre, sana y creativa
-¿donde estoy?: en aproximadamente al último tercio de mi vida, y en el lugar que elegí estar desde mi libertad.
-¿qué hago?: verificar cada día mi propósito de vida... FORMAR A PERSONAS Y AYUDARLES A CRECER APRENDIENDO CON ELLAS
-¿para qué me levanto cada mañana?: PARA DEJARME SORPRENDER POR LA VIDA Y ALEGRARME POR ELLO.

Y no hablo desde lo romántico de la actitud, hablo desde la absoluta certeza que hoy defiendo entre los buenos y no tan buenos momentos que envuelven ésta mi vida.

Me veo reflejada en todos y cada uno de mis alumn@s y en todos y cada uno de los particulares que acuden a la consulta. Me veo en cada risa y en cada llanto que veo y escucho a mi alrededor, y me dejo fluir y mecer por cada sentimiento que nace de mi o de los otros para conmigo.

Cuando conciencias la realidad que tienes, la que te pertenece, te conviertes en dueño y señor de tu vida, pero ¡eso sí!, como mis alumn@s riendo me dicen imitándome    ¡¡¡¡DESDE LA TRANQUILIDAD!!!

11 mayo 2013

TRASCENDIENDO A MI REALIDAD

En la pizarra de clase, se iban sucediendo las diapositivas que referenciaban el análisis que todos deberíamos hacernos para tener conciencia de la realidad que cada uno vivimos.
No era de extrañar que ante preguntas básicas tales como

¿quien soy?

¿donde estoy?

¿qué hago?

¿cómo lo hago?

¿donde quiero estar?

los interrogantes fuesen distorsionando las caras del grupo, incluso el jueves pasado la mía, ya que pasado el golpe de humor, al contestar desde la lógica aplastante de nuestro hemisferio izquierdo, soy una mujer y estoy aquí, todos pusimos "foco" a nuestro yo interior y no era ni fue fácil dar con las respuestas adecuadas que dejasen a las personas satisfechas...

Implicarnos con nosotros mismos para responder las, fue el pacto para el siguiente encuentro.

Y la última "diapo" señalaba...

¿PARA QUE TE LEVANTAS CADA MAÑANA? Y ¿PORQUE TE LEVANTAS CADA MAÑANA?


Si nuestras convicciones nos responden que nos levantamos porque suena el despertador y tengo que ir a trabajar...¡por mal camino vamos!  ¿no crees?

Yo contesto en la siguiente publicación.

04 mayo 2013


EL SEMBRADOR DE DÁTILES.


En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.
Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
- ¿Que tal anciano? La paz sea contigo.
- Contigo -contestó Eliahu sin dejar su tarea.
- ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
- Siembro -contestó el viejo.
- Qué siembras aquí, Eliahu?
- Dátiles -respondió Eliahu mientras señalaba a su alrededor el palmar.
-¡Dátiles!! -repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
-El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos…
- Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
- No sé… sesenta, setenta, ochenta, no sé… lo he olvidado… pero eso, ¿qué importa?
- Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer y recién después de ser palmeras adultas están en condiciones de dar frutos.
Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojala vivas hasta los ciento un años, pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.
-Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto… y aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
- Me has dado una gran lección, Eliahu, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste – y diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
- Te agradezco tus monedas, amigo. Ya ves, a veces pasa esto: tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no terminó de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
- Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás más importante que la primera. Déjame pues que pague también esta lección con otra bolsa de monedas.
-Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-: sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseché no solo una, sino dos veces.
-Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me alcance toda mi fortuna para pagarte…