EDUCACION…
y otros menesteres
Que educar no es
enseñar, ¡eso hace tiempo que lo
aprendí!
Y lo aprendí porque
me lo enseñaron los niños, porque de
pequeñitos no te prestan atención, no te responden a tus intentos, si por el
contrario responden a su entorno, a su cuerpo, a su espacio, a su emoción.
Hoy estoy todavía
subida en una nube de entusiasmo, de fuerza, de energía de continuidad, porque
he estado este fin de semana en el II Congreso de la Excelencia en Educación, y
si bien el impacto fuerte lo tuve el año pasado en su primera edición, éste he
consolidado que existe un potente movimiento que va desplazando “piano piano”
los sistemas tradicionales, dando paso a esporas reproductivas de especies
diferentes que hacen y harán de la educación un modelo coherente y congruente
que encarna Confianza, Emoción, Razón y Habilidad para mostrar acompañamientos
más eficaces y eficientes con los alumnos.
También me doy
mucha cuenta, que no inventamos nada trascendental para el AUTENTICO DESARROLLO
HUMANO, que si bien estamos aportando reconocidos valores añadidos a la
educación, como pueden ser las tecnologías, en definitiva en pleno siglo XXI,
para romper la actual situación, nos basamos en la antigüedad:
1.
La familia eje conductor principal
de la educación
2.
Maestros implicados en la persona y
en las disciplinas
3.
Equilibrio entre derechos y deberes
4.
Bajada del estrés para moderar la
comprensión y la instalación de lo que se aprende
5.
Observación y dedicación a lo que
demandan los que están en periodo de aprendizaje
6.
Poner mucha atención a la gestión,
conocimiento y reconocimiento de nuestras propias emociones, ya que las
trasladamos a nuestro entorno, mimetizándose con todos aquellos que nos tienen
cerca.
Magistral
intervención del juez Emilio Calatayud, que entre verdades como puños y
comparativos jocosos del ayer y hoy, posicionó a la sociedad (o sea a nosotros
los “mayores”), y a los chicos (o sea a nuestro futuro) en una GRAN INTROSPECCION;
nos “colgó” de la mano de sus sentencias y sus resultados a “LIMPIAR LO QUE TODOS
HEMOS HECHO DESDE NUESTRA EVOLUCION PARA LUCIR MEJOR”.
Las placas de
hierro que recubren su palacio de justicia, es uno de los puntos donde
determinados chicos, sacan brillo a esas placas que como no se han colocado
bien, no cumplen con el objetivo de dar esa sensación (¿bonita?) de oxido que
se pretendía, y ¡como no!, al no
posibilitar y cumplir con lo que era “lo esperado”, ahora toma cuerpo en el
esfuerzo por lucirla con herramientas tan transgresoras como el papel de lija,
que esos muchachos (que han delinquido, que no delincuentes) con castigo y
tiempo lijan, cumpliendo con las horas de sus sentencias, las placas a medida que se lijan a ellos
mismos.
Me quedo con unas
apreciaciones del hombre, padre y juez que nos habló desde su convicción…
Ahora hemos pasado
de padres restrictivos a padres colegas
De niños con
deberes a niños con derechos
De educar y enseñar
a que nos enseñen y …
ESTOY
CON USTED JUEZ CALATAYUD.
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