SERES ESPECIALES:
ANDRES PASCUAL
Recuerdo
que cuando tuve necesidad de un abogado en Logroño, me hablaron de dos o tres,
y a voleo elegí uno y le pedí hora para explicarle el problema que tenía…
¡que
desastroso resultó! No porque yo cuestionara su profesionalidad, pero no me
entendía en lo que le decía.
De
nuevo al “pito, pito” pedí hora con el segundo que me recomendaron, y recuerdo
como si estuviera pasando ahora mismo, que cuando su secretaria me abrió la
puerta de su despacho y lo miré, sentí… ¡este síiiii!
Y
así conocí a Andrés Pascual.
Resolvimos
los problemas juntos, nos unieron los lógicos vínculos de cliente-profesional,
pero siempre había huecos para compartir, “escenas” de otro tipo… sus viajes, mis estudios, su grupo musical, mis
inquietudes, mis necesidades, sus descubrimientos…, y así tejimos una fina tela
de araña de sana admiración y afectividad.
Siempre
admiraba como un abogado con tanto talento, compartía su profesión con un grupo
de música heavy metal del tipo “Metallica”, y a su
vez en nuestras conversaciones dejaba patente una férrea convicción de
espiritualidad apenas verbalizada pero sí proyectada y sentida.
Hoy
asistí a la presentación de su cuarto libro
El sol brilla por la
noche en Cachemira
Y
cuando he entrado en el recinto, y ha parado su presentación para saludarme y
decir a los asistentes “una amiga de…casi toda la vida”, aparte de sonrojarme
un poquito, ha brillado el sol para mí en Barcelona.
Hay algo más.
Algo que no ha salido de mi cabeza y que
llama poderosamente mi atención.
Es ese Sol.
Un sol que brilla en mitad de la noche.
Estampado, como una moneda de oro recién
acuñada, en el cielo negro.
Nunca he visto nada igual…
Te
doy a tomar tu propias palabras estampadas en el libro, cual moneda que paga
cariño por cariño, admiración por admiración y reconocimiento por
reconocimiento.
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