TU ERES EL ESPEJO QUE MIRO PARA MIRARME… Y YO SOY EL REFLEJO DE LO QUE TU MIRAS AUNQUE NO LO QUIERAS VER.

Maribel Genzor

20 enero 2013


LA RESIDENCIA

Cuando encontré la dirección, me gustó mucho tropezarme con lo que era una casa modernista del siglo pasado.
¡Tiene sabor y honor! – pensé mientras sonreía-
Y abrí la puerta en la convicción de estar en un buen lugar y de ver a mi tía –querida tía- que siempre era motivo de alegría y de satisfacción.

¡El tiempo siempre juega en contra de mí!, pero el 30 de diciembre no quería dejarlo pasar sin cumplir con lo que quería y debía, y además si lo dejaba para otro día mi reloj no me daría  horas para invertir en lo que quiero..
¡Qué pesada resultó la puerta! Y al traspasarla… un olor denso y cortante de un ambiente poco oxigenado, un aroma dulzón-asfixiante típico de personas mayores y colonia de bebés, y todos ellos mezclados con la lejía recién usada, me apretó la garganta.

¡Tía! –Grité con el corazón- ¿estás ahí?

-Perdone ¡buenos días!- vengo a ver a mi tía…

- Al comedor, respondió monótono y despreocupado,  aquel señor que probablemente contaminado con el olor, no podía hacer nada que no fuera medido… Y me  señalo un ascensor que daba más miedo que seguridad.

Cuando llegué a la tercera planta y salí, la visión fue esperpéntica, (no, que no ¡de verdad!  que no exagero) un espacio estrecho bordeado de sillas de madera antiguas, salpicadas de sillas de ruedas, personas vestidas de forma casual sin estética ni armonía, mezclándose colores y texturas, y las miradas perdidas, ausentes, algunas de ellas como interrogantes gigantescos, y me empecé a sentir mal…

Un latigazo recorrió mis lumbares, y una pelota se hizo presente en mi garganta tapándome una respiración,  ya forzada por los olores que ascendían por mi nariz,,,
¡Me voy a caer!- pensé-
Pero no me caí, y busqué la cara de mi tía entre todos aquellos rostros que parecían recibirme sin esperar nada a cambio.

Después de una hora de conversación con mi tía, no supe si allí se encontraba bien o mal, no supe si ella percibía lo mismo que yo, no supe nada más que de su salud, que por cierto no está bien…
¿Adaptación?
 ¿Ceguera selectiva para tapar otra posibilidad?
 ¿Resignación y abnegación por que las cosas son y deben ser así?

Estuve llorando todo el día, me aproximé a mi propia vejez, me volví frágil y moldeable y quise llamar a mis hijos para explicarles que si algún día me tienen que ingresar en una residencia,... y pretendía ¡¡¡¡¡¡darles instrucciones...!!!!!!

Este canto no pretende juzgar NADA ni a NADIE, sólo lo consigno a modo de disfrutar y concienciar lo que ahora tenemos.

Yo puedo asegurar que desde ayer, me siento diferente. Ya sea por las pequeñeces que alomejor no aprecio del todo, ya sea porque las vivencias del hoy serán los paseos recordados del mañana.

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