CUANDO RONDA LA MUERTE
Esta
semana dos veces he establecido contacto con la muerte, si bien con la muerte
lejana, esa que te referencian pero que te afecta y te posiciona en la más
absoluta reflexión; reflexión que te abre la puerta, cerrada a cal y canto, de
comprender la vida cuando la muerte se acerca, o de comprender la muerte cuando
la vida está cerca, y la verdad es que la muerte o se entiende bien o no se
entiende nada.
Iba
al trabajo cuando un amigo me comenta que ha llegado tarde a la cita que tenía
conmigo porque “alguien” se ha tirado a la vía del tren…
Y
el hecho, nos lleva a filosofar sobre los motivos que pueden llevar a un ser
humano a tomar esa decisión y a llevarla a cabo. Y no entendemos ninguno de los
dos esos motivos porque desde nuestras actitudes nada justifica ese acto de
enajenación o de desesperación. Uno argumentaba además que era un acto de
cobardía y el otro de valentía; en cualquier caso un acto incomprensible pero
seguro que de LOCURA.
A
la noche, tras la cena y compartiendo los pormenores del día con mi marido,
cabizbajo y triste me dice que mañana tiene que ir de entierro.
-¿Quién
se ha muerto?
-¡quien
se ha suicidado!- me responde, SE HA TIRADO A LA VIA DEL TREN
El
hijo de nuestro vecino, un chico de 22 años, estudiante, que vivía jardín con
jardín con nosotros, con su novia, con su perro, con un bonito y extraordinario
coche en la puerta, con una carrera universitaria cerca de finalizar, con una
vida por delante, con unas risas vomitadas a las noches semi-calurosas del momento,
con… ¡con alguna cosa que no se veía, que no se exteriorizaba, que no se
proyectaba, que se callaba mientras corrompía, que se disimulaba mientras se
gestaba…!
Y
ya no pude filosofar, ya no pude pensar con precisión ni objetividad, y ya no
pude, NI PUEDO entender que le lleva a un ser humano a llamar a la muerte
cuando estás en plena vida, y que le lleva a poner fin a su vida y a la vida de los que aquí se quedan exhaustos,
noqueados, culpabilizados y sentenciados a los interrogantes para siempre.
Y
LAS LAGRIMAS SE ACERCARON A MIS OJOS CON UNA MEZCLA DE PENA AMARGA, Y UNA DOSIS
DE GRATITUD ACIDA POR MIS VECINOS Y POR MI Y MI FAMILIA.
Y
hoy, dando un ultimátum a mi agenda, he ido a visitar a mi tía Pilar. Icono de
vida, de lucha, de positividad, de agradecimiento, de saber. Está malita, muy
malita (justita como dice mi primo) y sonriéndole a lo que tiene, me recibió
con unos ojos encogidos y una débil sonrisa que brotaba de su corazón.
¡Soy
feliz de verte, Maribel! Y me expresa entre jadeos que ya no quiere vivir, que
a sus 88 años ya ha cumplido, QUE QUIERE IRSE, que ya ha vivido lo suficiente y
que mira a su familia, a su historia, a todos los “raticos buenos” y que
agradece todo, todo y a todos, lo que le hemos dado y le seguimos dando, y con
una CLARIDAD MENTAL SORPRENDENTE dice que ha luchado contra todas las
adversidades que le ha puesto la vida, y ha superado todos los acontecimientos,
aunque no sabe ni como, pero que ha salido airosa de todo, pero que ahora ante
la dependencia absoluta de la que pende, y de la paz que quiere, se quiere
morir…
Y
LAS LÁGRIMAS SE HAN ACERCADO A MIS OJOS CON UNA MEZCLA DE PENA DULCE, Y UNA
DOSIS DE GRATITUD Y ENSEÑANZA INFINITA
POR MI Y MI FAMILIA, Y POR TODOS LOS VECINOS DEL MUNDO.
Quien
decide morir estando en plena vida, y quien decide vivir hasta el final, sólo
lo sabe la persona y su capacidad de enfrentar…
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